ENCICLOPEDIA

Aeropuerto

Al bajarse de un avión, los viajeros que han volado miles de kilómetros entran primero en una zona intermedia que se encuentra, simbólicamente, a mitad de camino entre la tierra que dejaron atrás y la nueva tierra que los recibe. El aeropuerto internacional, ese “no lugar” que se divisa desde una aeronave que ha tocado tierra, se abre como una caja vacía a la salida del túnel que conecta el aeroplano con el suelo firme, en una sucesión laberíntica de corredores y salas blancas, entapetadas, pobladas de asientos levemente acolchados de vinilo negro. Los pasillos siempre están atravesados por bandas transportadoras que cumplen la función de caminadores elípticos a través de los cuales los pasajeros son conducidos, arrastrando su equipaje hasta ser catapultados hacia las filas de inmigración. Dichas filas, hechas de una sucesión de cuerpos cansados y cargados con peso adicional a sus espaldas, serpentean y se vuelven densas hasta llegar a las cabinas donde los oficiales les dan o niegan el acceso al nuevo territorio. [...]