Animismo

La palabra animismo fue acuñada en el nacimiento de la antropología, para describir ciertas prácticas de grupos humanos llamados “culturas primitivas”. Las culturas primitivas solían observarse desde una distancia crítica, y en ello se separaban de otras culturas, las civilizadas. Estas culturas, al ser estudiadas por los antropólogos, se medían de acuerdo con una progresión histórica de desarrollo humano cuyo culmen se encontraba en el modo de vida de los pueblos de Europa occidental hacia finales del siglo XIX. Según esta progresión, los pueblos primitivos estaban atrasados en relación a los europeos, viviendo en su presente el pasado de estos últimos: mientras en Europa construían grandes ciudades y máquinas de vapor, los primitivos se encontraban en su infancia cognitiva y productiva. Los primitivos, en este sentido, no eran tan humanos como los observadores: eran humanos subalternos, incompletos, periféricos, desprovistos de las herramientas de la técnica moderna. []