Desierto

La película Viento negro muestra el proceso de construcción de las líneas férreas que conectaron a los estados mexicanos de Sonora y Baja California en medio del desierto, hacia 1947. Entre tormentas de arena, bajo un sol ardiente sobre las cabezas de los obreros, ingenieros y capataces, y en una ausencia total de agua y vegetación, se moldea en cada personaje una voluntad inquebrantable por sembrar industria en esta tierra árida: los rieles se van anclando al suelo, tramo a tramo, mientras los hombres se mantienen en pie entre el cielo abierto y la arena blanda, seca y volátil.

La tierra estéril que gobierna la trama de esta película fue grabada en parte en los terrenos del desierto de Sonora. Algunas de sus escenas están situadas en una región morfológicamente similar a aquella del norte de México, encontrándose justo al lado del Distrito Federal: durante el rodaje, lo que hoy es reserva ecológica y resquicio de los últimos terrenos pertenecientes al lago de Texcoco, era una extensa explanada de suelos salinos en los que no había agua, vegetación o urbanización en miles de kilómetros a la redonda. [...]