Aguador

En una fotografía estereoscópica de 1892 guardada en la Biblioteca de la Universidad de Princeton, aparecen un hombre y una mujer vestidos con ropa de algodón caminando por las calles de Guanajuato a pleno sol, cada uno con un cántaro sobre la espalda. Una fotografía estereoscópica nos muestra nos muestra una doble realidad que consolida en el cerebro de quien la observa. Las fotografías estereoscópicas manifiestan el carácter fabricado de las historias que contamos a través de ellas, ya que en principio no son una imagen sino una pareja de imágenes: dos imágenes que son idénticas en apariencia. Cada imagen, sin embargo, está ligeramente desplazada respecto a la otra, y son a la vez la parte incompleta de la otra. Sólo se vuelven una sola tras la mediación de un dispositivo que las unifica, y sólo adquieren profundidad como ilusión óptica. [...]