En 2012 hubo un sismo en Ciudad de México de casi 8 puntos en la Escala de Richter. Debido a los movimientos de la tierra, en algunos edificios se abrieron pequeñas grietas, algunos objetos se cayeron de las mesas, y las oficinas de los altos edificios sobre el Paseo de la Reforma enviaron a sus empleados a casa.
Al sur, en el Bosque de Tláhuac, existió hasta la fecha de este sismo un lago construido sobre el cual navegaban botes, y alrededor del cual se reunían familias y amantes los fines de semana. El temblor agitó la base del lago, agrietándola como una cáscara vieja, abriendo huecos en la tierra que hicieron que el agua fuera absorbida de inmediato, provocando la completa desaparición del lago en cuestión de horas. De un día para otro el lago ya no existía: sobre la tierra seca sólo quedaron algunas embarcaciones ancladas, como si hubieran sido arrastradas y abandonadas en un lote vacío. […]