A varios kilómetros del centro de Ciudad de México aún se hallan evidencias de más de 800 viviendas que al parecer existieron hasta 2012 a un costado del lago de Texcoco, en las explanadas de suelos salinos que forman el predio Hidalgo y Carrizo. Se erigían sobre este territorio en apariencia inhabitable, sin infraestructura, sin conexión cercana con el modo de vida urbano. De ellas no existen documentos, imágenes o mapas: no se ha señalado su existencia. Es posible que junto a las casas vivieran perros y liebres salvajes. También es posible que arañas, alacranes, serpientes, hormigas y otros habitantes minúsculos acecharan a estos asentamientos humanos, pero no lo suficiente como para hacerlos desertar.
Desde lejos se ven los restos de estas casas como puntos brillantes sobre el suelo arenoso y salino: una acumulación de vidrios refleja los rayos del sol como espejos, tapizando la tierra como un mosaico desordenado y translúcido. [...]