El 2 de septiembre de 2014 Enrique Peña Nieto anunció la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Desde septiembre de 2015 los concesionarios empezaron a llegar a los terrenos de la zona norte del lago de Texcoco para limpiarlo y prepararlo. También llegaron para reanimar un conflicto de años con la comunidad de Atenco, así como para establecer sus límites con la Comisión Nacional del Agua (Conagua). En las semanas que siguieron a esta nueva ocupación, la capa vegetal de más de 8.000 hectáreas de extensión que cubría la tierra, para entonces fértil y diversa, fue arrasada para preparar el terreno a las nuevas construcciones: la apariencia de la tierra pasó rápidamente a ser la misma de hace 40 años, cuando el lago era un enorme desierto salino. Las camionetas de la Comisión Nacional del Agua que intentan acceder a la zona norte de la cuenca son ahora inspeccionadas (su acceso se restringe y a veces se niega), mostrando cómo lo privado se impone ante lo público cada vez con más vehemencia. [...]
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