Desecación

Alrededor del mundo, desde China hasta la región boliviana que limita con Chile, los lagos se han convertido en un medidor de la incidencia humana en la geografía: a medida que se desecan y encogen, las aguas y alrededores de sus cuencas cambian de forma y color hasta transformarse en parajes distintos. A medida que estos parajes se tiñen de otros colores, se elevan en ciertos puntos, se sumen en otros, se erosionan o inundan en configuraciones imprevisibles, la paleta entera de las regiones dentro de las cuales se inscriben empieza también a cambiar: en ocasiones los tonos de una extensión de tierra con un lago en su centro, antes cálidos, se salpican de colores fríos cuando éste desaparece; a veces una zona en la cual los reflejos azules del agua lo irradiaban todo de verdes y violetas, se torna amarillenta y rojiza a medida que el centro del lago se seca. La desecación de un lago actúa como un dominó el cual extiende sus alcances a la manera de una sucesión de fichas que caen una encima de otra, hasta tumbar la pieza más remota: provincias, comarcas, distritos, condados, estados enteros se ven afectados por el descenso del nivel del agua en una laguna. [...]