Límite

La cuenca del lago de Texcoco tiene como una de sus capas geológicas más someras un lodo blando, resbaladizo y de comportamiento volátil: ante pequeños cambios de presión de las capas inferiores, o tras un leve desplazamiento de las placas tectónicas que lo sostienen, la tierra lodosa se hunde en un lado de la cuenca para levantar una protuberancia de igual magnitud en otro lado. El lago, durante miles de años que anteceden la llegada de Hernán Cortés al Puente de los Bergantines, fue cambiando de forma constantemente por la condición maleable de su suelo arcilloso, así como por el clima de la región que hacía que las aguas descendieran en tiempos de duras sequías y calor, para luego reinundarse y conectarse con los cuatro lagos cercanos, formando con ellos un único e inmenso contorno. Mientras hubo agua en la cuenca, la orilla nunca estuvo en el mismo lugar. []