El 19 de septiembre de 2015 se cumplieron 30 años del sismo que derribó a la Ciudad de México. En una conversación con el empleado más antiguo del panteón de Dolores, supe que la noche después del terremoto los cuerpos encontrados bajo los escombros habían sido llevados en masa a los lotes aún vacíos del panteón, formando pilas inmensas de cuerpos no identificados, sobrepoblando el cementerio, poniéndolo en crisis. Si ocurriera hoy una tragedia similar, este cementerio no tendría espacio para recibir una cantidad de restos como la de 1985.
Las tumbas se organizan unas junto a otras en un denso tejido de lápidas, cruces y estatuas que se extiende a lo largo y ancho de una porción del bosque de Chapultepec. En las orillas del panteón se apilan aún algunas tumbas como si fueran a salirse de sus confines, y junto a ellas se amontonan los escombros de sepulturas exhumadas, demasiado viejas como para permanecer ancladas a la tierra. [...]