Una bocina de teléfono emerge entre las ruinas del terremoto de 1985, dispersas y semiocultas en varios lugares del antiguo lago de Texcoco. Los escombros forman montículos de materiales de construcción de colores claros, dichos materiales usados por familias residentes en casas de clase media, en pie hasta la fecha del terremoto. Los materiales de construcción de estas casas, hechos escombros por la fuerza del sismo, son cada vez más difíciles de encontrar en las construcciones homogéneas y reducidas de los departamentos contemporáneos, erigidos como reemplazo para estas viviendas derrumbadas. En los nuevos departamentos, los “muros” se construyen como vacíos cubiertos por delgadas láminas de tablarroca, hechos de yeso y aglomerado de madera, protegidos por vinilo de plástico que imita el color y la veta del pino, rematados por perfiles de aluminio anodizado. Los muros de cemento macizo, los bloques de piedra, los azulejos de talavera pintados a mano, los granitos y los mármoles que se ven hechos pedazos en diferentes lugares del lecho del lago, son todos parte de un pasado arquitectónico de materiales longevos, densos, pesados, detallados y cubiertos de delicados ornamentos. [...]
Teléfono
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