En medio del zócalo de la Ciudad de México se levanta un asta de más de 100 metros de alto sobre la cual se iza una bandera todas las mañanas, guardándose de nuevo cuando cae la tarde. La bandera, dividida en tres franjas verticales, una verde, una blanca y una roja, mide cincuenta metros de largo por treinta metros de ancho al estirarla por completo. Cuando sopla el viento esta bandera ondea lentamente, cambiando siempre de forma, encogida y henchida según la muevan las corrientes, a veces generando sombras en el piso que cobijan brevemente a los transeúntes. El zócalo se abre como una gran explanada enmarcada por la catedral metropolitana al norte, por el palacio presidencial al oriente y por el gobierno municipal al sur, siguiendo una disposición espacial que se replica en otras ciudades y pueblos coloniales de América Latina. Sobre esta plaza camina gente de barrios del norte y sur de la ciudad, de estados vecinos y países extranjeros, dirigiéndose a sus alrededores para hacer compras en estrechas calles abigarradas de mercancías chinas, sonidos de múltiples timbres y comidas callejeras. A lo largo de estas calles cercanas los edificios están hechos de piedras macizas que en muchos casos fueron removidas de construcciones prehispánicas, para erigirse nuevamente en forma de arquitecturas de estilo europeo. [...]
Zócalo
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